miércoles, 22 de diciembre de 2010

El Gozo y la esperanza (publicado en revista Verbo, 1,1)


El gozo y la esperanza, las tristezas y angustias del hombre de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son también gozo y esperanza, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón…

Con estas palabras inicia la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, mejor conocida como Gaudium et Sepes. Y no son solamente palabras de introducción, sino un verdadero programa de acción para toda la Iglesia.

Este documento –uno de los más discutidos en el Concilio, aprobado y promulgado el último día de sesiones públicas, el 7 de diciembre de 1965– resultó uno de los más importantes del Vaticano II y de la historia de la Iglesia. Es un documento conciliar en donde se exponen los criterios y las acciones de la Doctrina Social de la Iglesia, y es el único documento que tiene categoría de «Constitución Pastoral»; esto quiere decir que apoyada en principios doctrinales, pretende ofrecer criterios de acción de la Iglesia en las distintas situaciones en el mundo actual. Criterios que no son fijos, sino dinámicos, como dinámico es el mundo actual, muy distinto del mundo de los 60, pero muy parecido.
El esquema que presenta Gaudium et Sepes es muy simple. Una introducción en la que se plantea la situación del mundo actual y la actitud de diálogo que pretende la Iglesia; la primera parte, titulada «La Iglesia y la vocación del hombre» y una segunda parte «Algunos problemas más urgentes», seguido de una conclusión.

1. Los gozos y las esperanzas



Cuando el documento dice «Nada hay verdaderamente humano que no tenga resonancia en el corazón de los discípulos de Cristo» se declara abiertamente que todos los problemas de la humanidad corresponden a la Iglesia, precisamente por estar compuesta de hombres y mujeres.
La Iglesia se siente «íntima y realmente solidaria con la humanidad y su historia». Esta declaración es importante, porque se pone en el centro de la acción de la Iglesia la historia humana, de esta manera se hace presente y responsable por los problemas temporales. Pero lo más importante es la persona humana, el protagonista de la historia y de la sociedad es el hombre, por eso la Iglesia se preocupa por todo lo humano.

Sin embargo, es «una cosa lo que pretende la Iglesia: continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra del mismo Cristo». De esta manera, se libera de toda pretensión terrena, dejando muy claro el doble papel de la Iglesia en el mundo: preocupada por todo lo humano, pero continuando la misión de Cristo, ambas tareas bajo la guía del Espíritu Santo.

La dimensión histórica de la Iglesia le proporciona un campo de acción insospechado años antes del Concilio y no aprovechado totalmente hoy. La Iglesia se sitúa ante la «metamorfosis social» con una «sensibilidad nueva», teniendo a Cristo como «clave, centro y fin de toda la historia humana»

2. La iglesia y la vocación del hombre

La primera parte del documento despliega el marco doctrinal de la acción de la Iglesia en el mundo cuestionándose: «¿Qué siente la iglesia del hombre? ¿Qué recomendaciones se han de hacer para la edificación de una sociedad moderna? ¿Cuál es el significado último de la actividad humana en el mundo?»

En primer lugar responde haciendo énfasis en la dignidad del ser humano, «unitario en su dualidad de cuerpo y alma», en este sentido, preocupado por dos realidades unidas entre sí. Por eso el hombre es un ser integral que no puede renunciar a la realidad espiritual sin perjuicio de la corporal y viceversa. Es u misterio que se desvela en Cristo.

Pero el hombre no está solo: «toda la humanidad forma una sola familia». De esta manera, los problemas y las soluciones sociales afectan a todos los hombres. Hay una igualdad fundamental entre todos los hombres que debe generar un diálogo y un respeto mutuo. La actividad humana procede del hombre y se dirige al hombre. Esto es fundamental en el pensamiento social de la Iglesia: condena por un lado el capitalismo, que pretende la actividad humana para el capital; y por otro lado, condena el comunismo y los totalitarismos que centran su atención en el estado y en la sociedad como entidad indefinida.

La Iglesia está presente en el mundo y con él actúa. Pero refirma su misión: «La Iglesia no tiene más que una aspiración: que venga el Reino de Dos y se realice la salvación de todo el género humano»


3. Algunos problemas urgentes



A pesar de la vertiginosa metamorfosis del mundo, muchos de los problemas presentes en la época del documento siguen siendo urgentes para el siglo XXI.
El primero y más importante es la protección de la dignidad del matrimonio y de la familia, haciendo énfasis en la verdadera comunidad que es la familia y el bien que hace a la humanidad.
Otro de los problemas es el progreso de la cultura, manifestándose a favor de las diferentes expresiones culturales, así como de la multiculturalidad en el mundo.
En cuanto a la vida económico-social, declara que debe realizarse con los principios de justicia y equidad entre individuos y entre sociedades. El desarrollo económico debe estar al servicio del hombre.
Se presentan los principios de la vida económico-social:

a) Trabajo humano. Es digno. Es el primer elemento de la vida económica

b) Libre asociación. Son legítimas las empresas y lo son también los sindicatos


c) Destino universal de los bienes. La tierra está destinada a todos los hombres, de todos los pueblo y de todos los tiempo

d) Desarrollo sustentable. Se deben satisfacer las necesidades de consumo actuales y para el futuro


e) Propiedad. Que cada uno tenga lo suficiente para ser autónomo, personal y familiarmente

En cuanto a la comunidad política, GS dice que todas las acciones deben orientarse hacia el bien común. Los ciudadanos –quienes realmente tienen el poder político– deben obedecer a los gobernantes en tanto se acerquen sus decisiones a este objetivo.
Un problema muy grave ha sido la guerra. El Concilio pide que se construya la paz con una verdadera comunidad internacional.

4. Conclusión del documento



Todos los hombres han estado en la mente de la Iglesia cunado se escribió este documento. La iglesia quiere abrir un diálogo con todos que «habrá de ser conducido a la verdad por la sola caridad». Concluye con un llamado a la viva esperanza y a una paz cierta que son dones del Espíritu Santo…

Gaudium et Spes representa un avance significativo en la relación de la Iglesia con el mundo. De hecho representa un giro. La Iglesia estará abierta al diálogo, con un rostro humano, haciendo frente a los problemas del mundo actual, pero con la firme convicción de buscar el Reino de Dios. El diálogo que propone es desde la fe en Cristo, muerto y resucitado. Por esta razón, la Iglesia no se identifica con un proyecto político o económico, sino con la presencia de una persona en el mundo: Jesucristo.

En estos tiempo en que enfrentamos cambios sociales, económicos y políticos, los cristianos debemos volver a Gaudium et Spes para encontrar los caminos y principios por los que el Espíritu Santo quiere conducir a la Iglesia. Debemos hacernos más responsables de lo que pasa en nuestras realidades con mirada de fe, y ver el mundo con gozo y esperanza…



Ideas de arena


Este es un nuevo blog en donde estaré publicando. "Ideas de Arena"... La arena está formada por material sólido, fino, pero que no cambia su constitución y que solo es insignificante, pero cuando se junta una buena cantidad de este material, forman un paisaje espectcular, como en el desierto.

A la arena la mueve el viento, a las ideas las mueven las palabras... Así se van complementando los blogs que quiero usar: "Palabra en el viento" e "Ideas de arena"... uno para cosas literarias, otro para otras cosas... espero que también puedan eguir este y los temas que acá se publiqen...